Habían invitado al Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (CDHFBC) y a otras organizaciones. Habían invitado a las comunidades de su región que sufrieron la misma situación de guerra. Habían invitado a la prensa. La comunidad de Masojá Shucjá en la zona Norte de Chiapas no quiere que sus muertos sean olvidados, y sigue exigiendo una justicia que no acaba de llegar más de 10 años después.
Este 30 de agosto, los integrantes del Movimiento de Resistencia Civil a las Altas Tarifas de la Electricidad pertenecientes al PUDEE (Pueblos Unidos por la Defensa de la Energía Eléctrica), y adherentes a «La Otra Campaña» alzaron un altar con flores, velas y fotos, no sólo en la memoria de los asesinados y desaparecidos de Masojá Shucjá, sino también en homenaje al centenar de víctimas de los paramilitares de Paz y Justicia en la zona Norte.
Según se ha denunciado y como lo plantea el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas en su Balance anual 2008, sobre la situación de Derechos Humanos en Chiapas: “El conflicto armado interno no resuelto en Chiapas, como parte de esta estrategia de contrainsurgencia del gobierno mexicano, incentivó la creación de grupos paramilitares en distintas regiones de la zona de conflicto. Entre esos grupos paramilitares, destacó por su crueldad y capacidad operativa la organización Paz y Justicia que operó en el territorio chol de la zona Norte de Chiapas, que comprende los municipios de Salto de Agua, Tila, Tumbalá, Yajalón y Sabanilla. Esta estrategia contrainsurgente, documentada por este Centro de Derechos Humanos, dejó como resultado 122 casos de desapariciones y ejecuciones en el período que va de 1995 a 2001, de los cuales 37 son desapariciones forzadas (32 hombres y 5 mujeres) y 86 son ejecuciones (79 hombres y 7 mujeres)”.
Al día de hoy, a pesar del encarcelamiento de 5 líderes de Paz y Justicia entre 2001 y 2002, estos crímenes siguen impunes. Además, con el recién fallo de la Suprema Corte de Justicia de Nación en el caso Acteal, se teme a que los pocos sentenciados en la zona Norte también puedan ser liberados.
A la madrugada del domingo, a la luz de unas velas, los indígenas choles de Masojá Shucjá empezaron a rezar por sus familiares muertos y por la paz. Luego de compartir unos tamales y un café, se llenó la iglesia para una misa conmemorativa al final de la cual varios sobrevivientes o familiares de víctimas dieron su testimonio y compartieron su dolor aún vivo. Según comentó el CDHFBC, cuando la justicia no se puede esperar desde arriba, se tiene que construir la justicia desde abajo ; eso implica recordar siempre.
Para más información:
– Indígenas de Chiapas exigen «justicia divina y terrenal» para sus muertos
Para más información de SIPAZ:
– Zona Norte: Violencia a flor de piel (1999)
– La tragedia chol: un pueblo fracturado por la violencia (1997)
sipaz.wordpress.com 